miércoles, 18 de noviembre de 2009

UNA CUESTIÓN POR RESOLVER (José Luis Herrera Gil)

A finales de 1975, y mientras Franco agoniza, el Gobierno español procede a la entrega repartida del Sahara Occidental a Marruecos y Mauritania. En secreto, el 14 de noviembre, se firman los acuerdos tripartitos entre España, Marruecos y Mauritania, por los que se cede la administración del territorio a ambas naciones.

En octubre se inicia la "Marcha verde" por parte de Marruecos, en la que unos 300.000 marroquíes ocupan ilegalmente el Sahara español, y comienza la invasión militar marroquí y mauritana y la huida masiva de población civil saharaui que es atacada por la aviación marroquí.
El ejército español abandona a su suerte al pueblo saharaui, que empieza a sufrir persecuciones y asesinatos, teniendo que huir gran parte de la población al desierto argelino.

El Frente Polisario hizo frente a la ocupación marroquí y organizó la huida y el acogimiento de los refugiados que se establecen en campamentos, en la desértica región de Tinduf, en Argelia, país que le presta desde la ocupación ayuda y acogida. Los campos de refugiados de Tinduf acogen a aproximadamente 250.000 personas.

Desde hace 22 años funciona un programa llamado “Vacaciones en Paz”, el cual permite a los niños saharauis pasar los meses de julio y agosto en España, evitando así las fuertes temperaturas de hasta 50 grados que se alcanzan en los campamentos de refugiados donde viven.




Hablando desde mi propia experiencia sobre el tema, tengo que decir que soy un colaborador de este programa, ya que el pasado verano acogimos en mi casa a una niña procedente de estos campamentos, concretamente del llamado “27 de Febrero”. Allí vive mi niña, llamada Wita, con su familia. Gracias a ella pudimos pasar un verano inolvidable, y es que es una grata experiencia poder satisfacer a una persona con cosas que para nosotros, las personas que vivimos en países desarrollados, están dentro de nuestro día a día. Ver la sonrisa de esta criatura mientras le comprábamos ropa o mientras disfrutaba de sus largos baños en la piscina no tiene precio. También es una realidad el sentimiento de vacío que sintieron todos los miembros de mi familia, incluido yo, cuando llegó la hora de la vuelta a su casa. Unos días antes fuimos al Mercadona a comprar todo lo necesario en cuanto a higiene se refiere, ya que todo lo relacionado con la vestimenta y con el material escolar lo habíamos estado recaudando y comprando durante toda la estancia de la niña aquí en España. La noche anterior de marchar hacia el aeropuerto mi madre y yo le preparamos una gran caja de cartón que llevaba de todo: zapatos, ropa, libretas, bolígrafos, cepillos de dientes... Ella me miraba con cara confusa, ya que su corazón al igual que el mío estaba partido en dos. Por una parte tenía muchas ganas de ver a su madre y a toda su familia pero por otra parte sabía que a no ser que nosotros fuéramos allí a visitarla, ella no podría volver a vernos porque tenía doce años y a partir de esa edad ya no forma parte del programa de Vacaciones en Paz. En definitiva fue un mar de lágrimas para todos, aunque tanto yo como toda mi familia volvería a pasar por ello ya que nadie nos puede quitar ni a nosotros ni a ella todo lo vivido.

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